sábado, 13 de noviembre de 2010

Sábado Santo: muchas horas de trabajo


Es increíble cómo se puede llegar a tergiversar la importancia de cualquier tema en este mundo nuestro de las hermandades y cómo se quita relevancia a algún asunto reseñando solo aspectos más o menos pintorescos sin entrar en el fondo del asunto. Esto está pasando en este controvertido tema del pasado pleno extraordinario, donde lo único que parece digno de reseñar no es el trabajo realizado, ni la unidad de las hermandades, ni cómo se ha consensuado un documento largo y complejo, ni las repercusiones futuras que tendrá, por fin, la unidad de las hermandades, ni…
Aquí lo que se destaca es que el pleno duró quince minutos (que no fue así realmente porque duró justamente una hora) queriendo presentar el acuerdo como falto de interés y de ilusión. Y me pregunto, ¿para qué iba a durar más? Ya estaba todo debatido, todo aclarado, todo estudiado, todo acordado. ¿Quería alguien que se entrara en un debate en el que se hicieran comentarios para rellenar titulares? ¿En el que se dijeran cosas que, como ha pasado en estas semanas atrás, fueran utilizadas, malinterpretadas y sirvieran de apoyo a los que no querían que este pleno saliera adelante?
Los hermanos mayores nos hemos tomado muy en serio este tema, muchísimo. De hecho creo que jamás en la historia reciente de nuestras hermandades un documento ha sido tan reiteradamente estudiado, analizado y corregido. Creo que valdrá como prueba: El documento inicial fue enviado a no menos de diez hermanos mayores para que hicieran una primera valoración sobre el enfoque y corrigieran la línea de trabajo.
Con todos los comentarios recibidos se redactó un primer documento que fue leído por todos y cada uno de los 40 hermanos mayores en la reunión que mantuvimos en el Calvario. Todos los comentarios, correcciones e ideas que surgieron se fueron incluyendo tras discutirlas y debatirlas. Nos dimos, además, un plazo para recibir nuevas ideas. Se recibieron comentarios de doce hermandades, además de los de una serie de cofrades a los que de manera particular se les había enviado el documento para que hicieran su valoración, corrigieran lo que quisieran y aportaran ideas.
Este último documento fue enviado de nuevo a los hermanos mayores para que les dieran un último visto bueno. Pasados unos días, y realizadas consultas telefónicas sobre si era necesario corregir algo, se entregó el documento en la Unión de Hermandades junto a la solicitud de celebración del pleno. El consejo local también envió el documento a todo el mundo, incluido al Sr. Obispo y al Delegado Diocesano.
En el Pleno, tras las preces, y como quiera que no hubo que leer el documento porque todo el mundo lo había leído ya, se preguntó si alguien tenía algo que decir, preguntar o comentar. Nadie dijo absolutamente nada. Todo había sido consensuado previamente. Todos estábamos de acuerdo con el documento. Bueno todos menos dos (los que votaron No y en blanco), pero ninguno de los que fuere dijeron absolutamente nada. A petición del hermano Mayor del Santo Entierro, y para dejar claro la absoluta libertad en el que nos hemos movido y salir al paso a esos comentarios de que muchos hermanos mayores iban a votar “forzados” pero que no estaban de acuerdo con el documento, la votación fue secreta y en sobre cerrado.
El resultado lo conocéis. No había nada que decir porque ya estaba todo dicho. En el Pleno se eludió un debate porque ya se había producido antes. Muchos de nosotros podíamos haber hablado para la galería, haber dicho cosas, muchas cosas de cómo habían actuado en este período algunos supuestos cofrades. Podíamos haber hablado de plazo de tiempo para montar un buen Sábado Santo de procesiones en Jerez. Etc. Pero todos habíamos acordado ceñirnos escrupulosamente al texto escrito para evitar manipulaciones de nadie.
Y para demostrar ese intento de evitar enfrentamientos estériles y de no caer en trampas de nadie, se envió una carta el lunes a todos los hermanos mayores que pretendía evitar que realizáramos comentarios desafortunados. Los hermanos mayores hemos “perdido” muchas, muchísimas horas, en este tema, porque lo merece, porque somos conscientes de lo que nos jugamos y porque creo que estamos sentando las bases de una nueva forma de actuar en la que, al menos, no existan los miedos actuales.
Por cierto, no había que preguntar nada ni al presidente ni a los miembros del consejo local de la unión de hermandades de jerez. Ellos tienen la obligación de defender sin fisuras y hasta el límite los acuerdos del pleno, porque para eso han sido elegidos por las hermandades. El consejo nos representa y tiene el deber de hacer valer las decisiones adoptadas.
Sentimos no haber dado pie a broncas, discusiones, peleas o comentarios que hubieran servido para rellenar decenas de páginas y para escuchar miles de comentarios. Que cada uno haga y diga lo que quiera, pero os puedo asegurar que nunca un tema ha generado más trabajo, unión e ilusión entre los hermanos mayores que este que estamos debatiendo. El día en que se decida que puede haber procesiones en Sábado Santo se hablará de horarios, itinerarios, qué hermandades quieren ser incluidas en su nómina, etc. etc. Ahora no tocaban estos apartados, ahora solo tocaba demostrar con argumentos lo más sólidos posible que las hermandades de Jerez queremos que, como en otras muchas ciudades de nuestra nación, las procesiones del Sábado Santo constituyan el colofón digno de una de las mejores Semanas Santa de España.

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