Quizás no sea el más indicado para hablar por ser miembro de esta corporación. Estoy en ella desde 1978. Pero es que no puedo evitar el recordar al ver El Castillo. Un Castillo para el señor de San Marcos, como ya han escrito otros jerezanos.
Era maravilloso verlo resplandeciente como el día que lo estrenaba la Hermandad del Cachorro, allá por 1929. En medio de la centenaria bodega de los Apóstoles, el solo pensar la cantidad de jerezanos que han pasado por sus trabajaderas desde el 1975. Trabajaderas a las cuales les faltan pocos años para cumplir el siglo. Maderas que han visto el paso de republicas, dictaduras, guerra civil y democracia lo hacen aún más valioso, aparte del valor artístico, el cuál queda fuera de toda duda.
Por todo lo anterior aún no me explico como una corporación nazarena con un censo de 500 hermanos, nos hemos atrevido a lanzarnos a una restauración que por su valor artístico, económico y sentimental, solo es asumible por entidades poderosas como fundaciones, museos, entidades publicas (ayuntamientos, gobiernos, etc). Es por lo que creo que estamos locos.
¡BENDITOS LOCOS!
Fernando Baños Pazo.
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